Yoga y poesía
Con el fin de conmemorar el Día
de la Poesía, el día 21 de marzo, realizamos una lectura
poética mientras hicimos algunos ejercicios de yoga. Puesto que mediante la
lírica, el poeta expresa sus sentimientos y emociones, nosotros quisimos expresarlos también a través de las diferentes posturas que llevamos a
cabo, de forma que el poema entrara en nosotros de una forma más plena.
POSTURA 1:
“BALÁSANA”. RELAJACIÓN Y ATENCIÓN A LA RESPIRACIÓN
Plantas de los
pies bien apoyados en el suelo, tronco recto, brazos a los lados del cuerpo,
palmas abiertas mirando hacia adelante. Prestamos durante unos minutos atención
a la respiración imaginando un paisaje…
Poema:
Corrientes
aguas, puras, cristalinas,
árboles
que os estáis mirando en ellas,
verde
prado, de fresca sombra lleno,
aves
que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra
que por los árboles caminas,
torciendo
el paso por su verde seno:
yo
me vi tan ajeno
del
grave mal que siento,
que
de puro contento
con
vuestra soledad me recreaba,
donde
con dulce sueño reposaba,
o
con el pensamiento discurría
por
donde no hallaba
sino
memorias llenas de alegría.
Égloga I.
Garcilaso de la Vega
POSTURA 2: “GUERRERO”
Piernas ligeramente abiertas, un
pie mirando hacia el frente, el otro hacia adentro. Pierna flexionada, brazos
estirados, vista hacia la punta de los dedos. Se mantiene la postura.
Torsión: nos dejamos caer hacia
adelante y hacia atrás.
POSTURA 3: “EL
ÁRBOL”
Planta del pie
bien apoyada en el suelo, cuerpo y tronco firme y estirado, levantamos los
brazos estirados por encima de la cabeza y se tocan las yemas de los dedos.
Sentimos la energía de la Tierra a través de nuestros pies y del Universo a
través de nuestra cabeza.
Poema:
A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!
Garcilaso
de la Vega
POSTURA 4: “LA PINZA”
De pie con la espalda recta,
brazos hacia arriba estirados, espalda y tronco estirados. Bajamos con los
brazos rectos y la espalda recta (sin redondear), con la cadera hacia atrás y
nos agarramos donde lleguemos. Mantenemos.
POSTURA 5: “ESTIRAMIENTOS
LATERALES”
De pie con la espalda recta,
brazos hacia arriba estirados, espalda y tronco estirados. Se coge una mano y
después otra y se tira hacia el lado. El tronco se mueve hacia el lado, no solo
los brazos. Se mantiene.
Poema:
Dichoso el árbol, que es apenas
sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…
Rubén
Darío
POSTURA 6: “LA SILLA”
Con las plantas bien apoyadas en
el suelo, el cuerpo firme, doblamos un poco las rodillas y echamos la cadera
hacia atrás como si fuéramos a sentarnos en una silla. Los brazos van
extendidos hacia adelante. Mantenemos.
Música: Relajación
POSTURA 7: “LOTO”. RELAJACIÓN
FINAL.
Sentados en el suelo con las piernas
cruzadas, la espalda y el cuello rectos, la mirada hacia el frente, los ojos
cerrados, lengua en el paladar, atención a la respiración.
Poema:
Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio;
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con quien desconoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión
y su remolino de emociones;
aquellas que rescatan el brillo de los ojos
y los corazones decaídos.
Muere lentamente
quien no cambia la vida cuando está insatisfecho con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir tras de un sueño
quien no se permite,
por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos...
Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Haz hoy!
No te dejes morir lentamente !
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