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Una biblioteca es memoria, diálogo y luz, un estímulo constante para ejercer la pura alegría de leer. Emilio Lledó.

jueves, 20 de marzo de 2014

Reciclamos

El miércoles 19 de marzo celebramos en nuestro Centro el "Día del reciclaje". Desde el programa Recapacicla, orientado a concienciarnos a todos de la importancia del reciclaje, y de la mano de Flori, su coordinadora, se organizaron una serie de talleres muy divertidos para reutilizar cosas que no usamos.

¿Sabéis de dónde procede la palabra reciclar?  

Viene de la palabra griega "kyklos" (ciclo), a la  que se le ha añadido el prefijo re-. Como sabéis, este prefijo significa repetir, volver a hacer. Es decir, volver a utilizar objetos o materiales para crear otros.
Otras palabras con este prefijo son reutilizar y reducir. Completamos así las tres erres ecológicas: Reducir, reutilizar, reciclar, de las que hablaremos más adelante.



El consumo responsable

El consumismo
Estamos sometidos continuamente a mensajes publicitarios que pretenden crearnos la necesidad de comprar innumerables productos. También tenemos la falsa idea de que cuantas más cosas poseamos (Móviles, iPod, videojuegos, zapatillas deportivas, ropa de marca...), mejor quedaremos ante los demás. Todo esto recibe el nombre de consumismo. El consumismo, entendido como compra desmedida de artículos, puede llegar a hacernos creer que con él conseguimos satisfacción e incluso felicidad personal. Para frenar el consumo innecesario, debemos aprender a consumir de manera responsable. Si cambiase la forma de consumir de millones de personas podríamos reducir el impacto que el consumo produce en el medio ambiente. 
 
Las tres R: Reducir, Reutilizar y Reciclar
El problema del consumo excesivo no es sólo un problema de si tenemos o no bastante dinero para comprar tal o cual cosa. Es también el impacto medioambiental y social que provoca. Hay productos que cuando se fabrican, se transportan, se conservan o se usan, afectan negativamente al medio ambiente.
¿Qué deberíamos hacer ante ello? Para empezar, guiarnos con la norma de las tres R: 
 
Reducir. En lo primero que debemos pensar es en consumir menos. No solamente para ahorrar dinero, sino para disminuir el impacto que el consumo produce en la naturaleza. Si todos consumimos menos, se gasta menos energía, menos recursos naturales, se reduce la basura... Por tanto es muy importante que no nos dejemos arrastrar por los anuncios y reflexionemos: ¿esto lo necesito realmente? Los productos locales y frescos también ahorran cantidades importantes de energía porque se evita su transporte. Los productos de comercio justo y de agricultura ecológica son también más respetuosos con los derechos humanos y el medio ambiente. 
 
Reutilizar. Se trata de volver a utilizar artículos usados y que todavía son útiles. Por ejemplo, podemos reutilizar las botellas de vidrio o entregar a instituciones benéficas la ropa que ya no nos sirve.
 
Reciclar. La tercera acción es reciclar, es decir, fabricar nuevos productos utilizando el material de productos viejos. Hemos de separar los desperdicios y tirar el papel y el cartón al contenedor azul, los envases de plástico al amarillo y los de vidrio al verde. 


 
¡Más madera!
Los hermanos Marx eran tres actores de cine norteamericanos que actuaban en películas cómicas muy divertidas, cuando el cine era en blanco y negro. Sus nombres artísticos eran Groucho, Harpo y Chico.

Uno de sus filmes más conocidos es Los hermanos Marx en el Oeste (Go West, 1940) de Edgard Buzzell. En la escena más famosa de la película, los tres protagonistas viajan en un tren de vapor por el oeste americano persiguiendo a unos malhechores que huyen en un coche de caballos. Cuando se acaba el carbón que hace funcionar la caldera del tren, los Marx empiezan a echar leña en ella. Cuando la leña se acaba, comienzan a utilizar todo tipo de objetos que permitan alimentar el fuego de la caldera: cajas, baúles, maletas, las paredes del tren..., todo se echa al fuego. 
 
Groucho, el hermano mayor, grita desde la locomotora enfervorizadamente: ¡Más madera, traed madera! El tren sigue avanzando haciendo sonar su poderoso silbato, cada vez más cerca del carro, que espolea con fuerza a los caballos. Enloquecidos por la persecución y viendo que se acaban los objetos de madera, desmontan los asientos, el techo, el suelo... ¡Traed madera! ¡Traed madera! Y el tren va desapareciendo, un vagón tras otro... 
 
Ésta es una buena imagen para ilustrar lo que el ser humano está realizando con su progreso. Avanza y avanza, cada vez más deprisa, con más tecnología, con más crecimiento, pero en su carrera está destruyendo el planeta. ¿De qué le sirve avanzar, si su avance destruye el tren?



 El reciclaje en la literatura.

El tema del reciclaje ha tomado presencia últimamente en la literatura. Son numerosos los concursos que se convocan para concienciar a los jóvenes de la importancia de cuidar nuestro planeta. El planeta azul es uno de los cuentos seleccionados por la web Amarillo, verde, azul como posibles ganadores del concurso "Los profes cuentan".

El planeta azul
Mi tío Federico estaba obsesionado con aparecer en el Libro Guinness de los Récords. Había intentado cosas asombrosas, que no siempre acababan muy bien. Como cuando decidió tragarse un kilo de aceitunas, con hueso y todo. En esa ocasión, comenzó a engullirlas muy rápido y, poco a poco, fue aminorando el ritmo hasta que, cuando llevaba un buen número, empezó a sentirse mal. Su cara cambiaba de color como la piel de un camaleón y sus ojos daban vueltas tan rápido como las aspas de un molino un día de vendaval. Y justo, al tragar una más, su cuerpo no pudo aguantar y mi tío empezó a toser y a devolver las redondas olivas como una máquina estropeada de bolas de caramelo. Eso sí, fue dejar su cuerpo vacío de aceitunas y su recuperación no se hizo esperar, al momento su sonría volvió a él. 
Y es que mi tío Federico es todo un ejemplo de optimismo; siempre se entrega a fondo a todo lo que hace, con alegría e ilusión. Yo me acuerdo mucho de esa historia siempre que se habla de los extraordinarios sucesos ocurridos hace dos años. 
Aquel día de invierno, tras la jornada escolar, regresaba a casa caminado por la playa con mis amigos Diego y Felisa. Delante de nosotros, un señor que tenía una botella de vidrio en las manos, la lanzó con fuerza hacía la lejanía del mar. Nosotros nos miramos asombrados ya que, unos días antes, tratamos en el Colegio la importancia de cuidar el medio ambiente y separar las basuras tirándolas a los contenedores adecuados: amarillo, verde o azul. Pues bien, al entrar la botella en el fondo marino sucedió algo asombroso: una colosal columna de agua ascendió hacia el cielo y al llegar alto, muy alto, explotó soltando pequeñas gotitas. En ese momento el mundo pareció ralentizarse. Y lo más sorprendente, millones de objetos y cosas comenzaron a salir del mar lentamente. Nosotros, inmóviles como estatuas, veíamos como todo tipo de metales, plásticos, maderas, vidrios…, pequeñitos y enormes, llegaban a la orilla. Era como si el mar devolviera todo aquello que no le pertenecía: botellas, latas, barcos, cañerías, redes, aviones, torres, bidones, etc.

Cuando reaccionamos, corrimos hacia nuestras casas. Mi madre, que me esperaba preocupada en la puerta, me dio un gran abrazo antes de entrar. El teléfono no paraba de sonar y la televisión y la radio emitían informativos especiales. Lo que nosotros presenciamos no solo estaba ocurriendo en nuestro pueblo, en todas las costas del mundo se acumulaban toneladas basuras que durante siglos el hombre había arrojado al mar.

Después de varios días el mar cesó su lenta pero constate tarea de sacar de sus fondos todo aquello que no le pertenecía. Entonces llegó el momento de las especulaciones; nadie entendía lo ocurrido. Por suerte, hubo muchas personas que además de pensar y hablar, también actuaron. Así, pronto se organizaron grupos para limpiar las playas. Se transportaron todos esos restos salidos del mar a plantas de reciclado. Unas plantas que aumentaron en número, en trabajadores y en producción. Los gobiernos se dieron cuenta de que las cosas estaban cambiando. Que las cifras de personas sin trabajo descendieron, que las materias primas eran menos costosas al proceder de basuras y, sobre todo, que el medio ambiente estaba mejorando. Los expertos comprobaron que el fondo marino se había regenerado y embellecido mucho: las aguas estaban más puras y las especies marinas habían proliferado cuantiosamente, algo que mejoró el sector pesquero y el del turismo. Y no solo eso, tras lo ocurrido en el mar, muchas personas creyeron que era el momento de actuar en otros ambientes, así que limpiaron los bosques, las ciudades, los desiertos y hasta las altas cumbres, donde individuos desconsiderados o mal informados, habían abandonado todo tipo de basuras. Incluso surgieron proyectos para recuperar los restos de satélites y cohetes que deambulan por el espacio.

Ahora, mientras la gente está feliz y disfruta el momento pensando en el futuro, muchos científicos y autoridades siguen tratando de dar una explicación a lo que ocurrió ese día en la playa, sin llegar a ninguna conclusión razonable. Yo cuando lo pienso, me acuerdo de la historia de mi tío Federico; creo que como le ocurrió a él con las aceitunas, el mar no pudo aguantar en su interior ni una cosa más y tosió echando todo fuera. A propósito, mi tío Federico, abandonó su obsesión por batir un record para figurar en un libro. Con la ilusión que le pone a todo, trabajó incansablemente por el medio ambiente y por mejorar nuestro “Planeta Azul”, labor por la que recibió numerosos premios y galardones. Y, curiosamente, sin que él lo buscara, apareció en el Libro Guinness de los Récords como la persona que más basura había reciclado en un año.
 (Juan José Jurado Soto)

Juan José Jurado Soto
En este enlace podéis leer este y otros cuentos sobre el reciclaje. Además, podéis votar vuestro favorito.

Más cuentos

El reciclaje con las nuevas tecnologías.

Las nuevas tecnologías también se han aliado con el reciclaje, y han surgido algunas aplicaciones para instalar en los teléfonos móviles que nos indican los puntos más cercanos para reciclar.

 Donde reciclar

Nuestro centro y el reciclaje



El taller de jabones con Mª José Ortiz:



La exposición de recursos didácticos con materiales reciclados:



El taller de Origami (papiroflexia) con Antonio Ruiz Lucena:



Talleres impartidos por las monitoras de Recapacicla (pulseras, altavoces, bandejas):


Conferencia sobre el reciclaje:



Taller de juguetes con botellas de plástico:

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